Por fin empiezo con este maravilloso viaje. Tres meses de parón en el blog... se ha hecho largo. Espero entrar en calor rápidamente.
Llegada y hotel
Llegamos a El Cairo el viernes por la noche. No es especialmente tarde, pero entre el tráfico, la cena, el check-in... Al final llegamos no llegamos a la habitación hasta bien entrada la noche. Ha sido un día un poco pesado, ya que el avión y toda la parafernalia del equipaje hacen que el día sea cansado sin hacer nada, pero la emoción de conocer este maravilloso país hace que nos olvidemos rápido del cansancio.
Aeropuerto de El Cairo |
Nos alojamos en el Marriot de el Cairo. Un hotel fantástico, pero que no está a la altura de otros de la misma cadena. Está construido sobre un antiguo palacio, y ese aire viejuno se ve en las habitaciones. Aún así, el hotel es realmente precioso, y salvo algún pequeño detalle, muy recomendable.
Echamos un vistazo rápido a los jardines, y nos vamos rápido a la cama, que mañana toca un día intenso.
Memphis
El primer destino al que nos dirigimos es memphis. El parque arqueológico de esta zona tiene multitud de estatuas, soportes, sarcófagos e inscripciones, pero el verdadero interés es una gigantesca estatua de rases II que se encuentra tumbada y protegida dentro de un pequeño edificio.
Estatua de Ramses II |
Es sorprendente ver el fantástico estado de conservación de la misma. Las superficies se conservan fantásticas, y se pueden encontrar numerosas inscripciones a lo largo y ancho de la misma. Las facciones son sorprendente suaves para una estatua de 5000 años de antigüedad.
Estatua de Ramses II (más cerca) |
En el exterior, entre las numerosas ruinas podemos encontrar una pequeña esfinge, a la que los años no han tratado tan bien como a la estatua de Ramses II, pero que aún conserva su belleza original. Sus cuidadas y delicadas facciones sugieren más un rostro femenino, sorprendente en una estatua de esta índole.
Esfinge de... ¿? |
A un lado del parque, se puede encontrar un pequeño mercadillo, con todos los recuerdos típicos de la zona. Es el primero que vemos, y resulta gracioso, aunque bastante cutrecillo. A lo largo de los próximos días llegaremos a estar hartos de estos lugares, pero eso es otra historia…
Nos volvemos a montar en el autobús rumbo a la necrópolis de Saqqara.
Carreteras y Canales
De camino a Saqqara nos encontramos con nuestra primera dosis de miseria y pobreza de este viaje. El camino que recorremos nos lleva por una carretera (por llamarla de alguna forma) por el que discurren todo tipo de vehículos, desde carros tirados por burros hasta coches, pasando por tractores y vehículos. Realmente es como un desfile de invenciones e improvisaciones sobre ruedas que cumplen una utilidad. Y eso que es el primer día y estamos en la zona de la capital.
El típico utilitario cairota |
Lo realmente llamativo es el "canal", por darle algún nombre, que circula junto a la carretera. Es como una especie de alcantarilla gigante al aire libre. El olor es asqueroso, y la cantidad de basura que flota sobre el agua casi estancada cubre por completo la superficie en algunas zonas. Si eso lo combinamos con las casas en un estado lamentable, la inmensa pobreza que se aprecia en todo y el caos tan característico de esta ciudad, resulta una primera impresión bastante impactante.
Necrópolis de Saqqara
Al cabo de un rato llegamos a la necrópolis de Saqqara. Empezamos el recorrido viendo una mastaba, una construcción funeraria típica del imperio antiguo (hace unos 5000 años). La construcción desde fuera no llama nada la atención, una construcción de una única altura sin apenas decoración exterior que podría pasar por una simple casa. Sin embargo, por dentro de muy distinta. Todas las paredes están completamente cubiertas de fantásticos relieves (tanto alto como bajorrelieve), algunos incluso conservan parte del color original. Todo tipo de escenas se mezclan con multitud de inscripciones jeroglíficas. Realmente increible. La pena es que no nos dejan hacer fotos, por lo que os va a tener que bastar con la puerta :)
Entrada a la mastaba |
Junto a la mastaba podemos ver los restos de una pirámide, en un estado bastante precario (al menos esa es la impresión que da desde fuera. Sin embargo, una abertura en el suelo y un laaaargo y angosto pasillo desdencente nos permite acceder al interior de la misma. Muchos metros bajo el suelo, el techo se eleva, permitiendonos ponernos de pié en un par de cámaras cuyas paredes estan completamente cubiertas por jeroglíficos. Impresionante. De nuevo, las fotos dentro están prohibidas, por lo que no tengo fotos del interior.
Entrada de lo que antaño fue una pirámide |
Salimos por el mismo camino por el que hemos entrado, ya de vuelta hacia el autobús. El parking se encuentra en una zona elevada, lo que nos permite ver una panorámica de algunas de las principales construcciones del antiguo egipto que son representativas de la zona. Al fondo podemos ver la pirámide romboidal, y a su lado, la pirámide roja. La primera debe su nombre a que a mitad de la construcción, se dieron cuenta de que la estaban haciendo demasiado vertical como para que el peso de la base aguantase la construcción completa, y a la mitad, decidieron reducir el ángulo de la misma. Ese es el motivo por el que tiene esa forma tan peculiar. Dado que fue la primera pirámide de piedra que se construyó, es comprensible que se equivocasen, pero resulta sorprendente que se dieran cuenta del error y rectificasen a tiempo. La segunda pirámide que se ve al fondo es la pirámide roja. El nombre se lo debe a que originalmente estaba cubierta de caliza roja, lo que la daba el color que le da nombre. Lástima que los años y los saqueos hayan acabado completamente con la cubierta, que tuvo que ser realmente impresionante.
La pirámide romboidal y la pirámide roja |
La tercera pirámide que se ve desde el parking es la pirámide escalonada, a la cual nos dirigimos a continuación.
La pirámide escalonada de Zoser
Cogemos el autobús, y en escasos 5 minutos llegamos junto a la pirámide escalonada.
La pirámide escalonada |
Esta construcción fue la gran precursora de las grandes pirámides. Fue la primera construcción de este tipo. Realmente, se trata de 6 mastabas, una encima de otra, que le dan esta forma piramidal. Dejo los detalles históricos a la wikipedia para quien quiera mirarlos. Realmente es una estructura enorme. A pesar de su notable desgaste (5000 años son muchos años), sorprende ver que se mantenga en pié tan entera. Un enorme andamio cubre algunas partes de la misma, aunque la fragil estructura de madera parece que se va a caer de un momento a otro. A pesar de ello, parece resistir bajo el intenso sol.
Junto a la pirámide, se extiende todo un complejo con multitud de edificios. Desde una primitiva plaza de toros (no es coña), hasta una galería de columnas en la que se supone era la entrada del complejo.
Tras un par de vueltas más por el complejo, incluyendo algunos frisos de cobras o enormes pozos, volvemos al autobús para dirigirnos a nuestro siguiente destino, la meseta de Giza, donde se encuentra la única de las 7 maravillas del mundo que sigue en pié: La Gran Pirámide.
Las meseta de Giza
Tras hora y media del apasionante tráfico cairota, llegamos a la meseta de Giza, donde se encuentran las tres pirámides más famosas: La Gran pirámide (Keops), Kefren y Micerinos. Tras unos cuantos controles de seguridad, pasamos al recinto con el autobús. Al bajarnos del mismo nos quedamos anonadados ante el tamaño de la primera de las pirámides. Es realmente alucinante. Una de las cosas que llama la atención es lo colosal de toda la construcción. Ya no solo el tamaño total, sino de cada uno de los bloques de piedra que lo componen.
La pirámide de Keops, también llamada la gran pirámide de Giza, fue la primera en ser construida, y es la mas grande de todas. Estaba completamente recubierta con bloques de piedra caliza pulida, pero de nuevo los azares del tiempo y los saqueos nos han privado de verla completa. Para quien quiera mas detalles acerca de la historia de la misma, le remito de nuevo a la wikipedia.
Detrás de la gran pirámide se encuentra la pirámide de Kefren. Ésta es un poco mas pequeña que la anterior, y se encuentra en unas condiciones similares a las anteriores, con la diferencia de que el recubrimiento exterior se ha conservado en la cúspide, dándonos una pequeña idea de como era originalmente. Como curiosidad, comentar que esta pirámide es un poco mas baja de la de Keops, pero el arquitecto la situó en una zona un poco mas elevada para que pareciese mayor, aunque no lo fuese. Si es que estos egipcios pensaban en todo...
Entre ambas pirámides, junto a la de Keops, encontramos una pequeña edificiación donde están restaurando una de las impresionantes barcas sagradas que se han encontrado junto a la pirámide. Una segunda barca, en mejor estado de conservación, se encuentra en el museo de El Cario, que visitaremos al final del viaje.
A la tercera pirámide (Micerinos), algo mas pequeña que sus dos compañeras, no nos acercamos, aunque la vemos perfectamente desde donde estamos. Llama la atención el nombre, que no parece muy egipcio. Esto se debe a que el nombre es griego, ya que cuando el pusieron nombre tiempo atrás, no eran capaces de pronunciar su nombre, y decidieron llamarla así, no se muy bien por qué.
Aunque la experiencia de estar en este lugar es alucinante, hay una cosa que sin duda lo empaña, y es la increíble cantidad de vendedores ambulantes y caraduras que intentan sacarte dinero a cambio de cualquier cosa. Desde marcapáginas hechos con papiro hasta una foto con el camello, por todo te piden dinero. Es increíble el nivel de insistencia que pueden llegar a ejercer. Como consejo, ni los mireis, ni les habléis, ni siquiera para decirles que no, como si no existiesen. Llegan a ser realmente molestos. El guia nos comenta que no cojamos los camellos aunque nos digan que es gratis, porque cuando te han llevado lejos y toca volver, te enteras de que lo gratis es la ida. La vuelta cuesta dinero. Facilmente había tantos mendigos y vendedores ambulantes como turistas, y las pirámides estaban hasta arriba.
Antes de irnos, nos acercamos con el autobús a un mirador cercano, desde el cual te puedes hacer una foto con las tres pirámides, incluyendo la típica foto sujetando la pirámide con la mano. Tras las fotos de rigor, seguimos adelante.
Salimos de allí impresionados, tanto por lo grandioso de las pirámides, como por lo triste que resulta que todo el mundo te pida dinero, hasta los policias.
Tras hora y media del apasionante tráfico cairota, llegamos a la meseta de Giza, donde se encuentran las tres pirámides más famosas: La Gran pirámide (Keops), Kefren y Micerinos. Tras unos cuantos controles de seguridad, pasamos al recinto con el autobús. Al bajarnos del mismo nos quedamos anonadados ante el tamaño de la primera de las pirámides. Es realmente alucinante. Una de las cosas que llama la atención es lo colosal de toda la construcción. Ya no solo el tamaño total, sino de cada uno de los bloques de piedra que lo componen.
La Gran Pirámide |
Al loro con el tamaño de los bloques de piedra |
La pirámide de Keops, también llamada la gran pirámide de Giza, fue la primera en ser construida, y es la mas grande de todas. Estaba completamente recubierta con bloques de piedra caliza pulida, pero de nuevo los azares del tiempo y los saqueos nos han privado de verla completa. Para quien quiera mas detalles acerca de la historia de la misma, le remito de nuevo a la wikipedia.
Detrás de la gran pirámide se encuentra la pirámide de Kefren. Ésta es un poco mas pequeña que la anterior, y se encuentra en unas condiciones similares a las anteriores, con la diferencia de que el recubrimiento exterior se ha conservado en la cúspide, dándonos una pequeña idea de como era originalmente. Como curiosidad, comentar que esta pirámide es un poco mas baja de la de Keops, pero el arquitecto la situó en una zona un poco mas elevada para que pareciese mayor, aunque no lo fuese. Si es que estos egipcios pensaban en todo...
Pirámide de Kefren |
Entre ambas pirámides, junto a la de Keops, encontramos una pequeña edificiación donde están restaurando una de las impresionantes barcas sagradas que se han encontrado junto a la pirámide. Una segunda barca, en mejor estado de conservación, se encuentra en el museo de El Cario, que visitaremos al final del viaje.
A la tercera pirámide (Micerinos), algo mas pequeña que sus dos compañeras, no nos acercamos, aunque la vemos perfectamente desde donde estamos. Llama la atención el nombre, que no parece muy egipcio. Esto se debe a que el nombre es griego, ya que cuando el pusieron nombre tiempo atrás, no eran capaces de pronunciar su nombre, y decidieron llamarla así, no se muy bien por qué.
Vista de las tres pirámides desde la salida |
Aunque la experiencia de estar en este lugar es alucinante, hay una cosa que sin duda lo empaña, y es la increíble cantidad de vendedores ambulantes y caraduras que intentan sacarte dinero a cambio de cualquier cosa. Desde marcapáginas hechos con papiro hasta una foto con el camello, por todo te piden dinero. Es increíble el nivel de insistencia que pueden llegar a ejercer. Como consejo, ni los mireis, ni les habléis, ni siquiera para decirles que no, como si no existiesen. Llegan a ser realmente molestos. El guia nos comenta que no cojamos los camellos aunque nos digan que es gratis, porque cuando te han llevado lejos y toca volver, te enteras de que lo gratis es la ida. La vuelta cuesta dinero. Facilmente había tantos mendigos y vendedores ambulantes como turistas, y las pirámides estaban hasta arriba.
Antes de irnos, nos acercamos con el autobús a un mirador cercano, desde el cual te puedes hacer una foto con las tres pirámides, incluyendo la típica foto sujetando la pirámide con la mano. Tras las fotos de rigor, seguimos adelante.
Salimos de allí impresionados, tanto por lo grandioso de las pirámides, como por lo triste que resulta que todo el mundo te pida dinero, hasta los policias.
La esfinge
A escasos metros de las pirámides, se encuentra la Gran Esfinge de Giza. Aunque comparadas con sus vecinas resulta pequeña, os aseguro que tiene algo especial que no deja indiferente.
La gran esfinge de Giza |
De nuevo, llaman la atención los detalles de sus facciones, casi delicadas, que contrastan con la majestuosidad de la estatua. No sabría decir exactamente que, pero como decía antes, tiene algo especial.
En frente de la esfinge podemos encontrar el templo de Kefren, con sus impresionantes paredes y pilares de granito, que pasa casi desapercibido al estar eclipsado por todo lo demás.
Después de unas cuantas vueltas, dejamos atrás el complejo de las pirámides y volvemos al autobús. Comemos en un sitio un tanto peculiar y nos volvemos al hotel para asearnos y prepararnos para la noche.
Ciudad de los muertos y los vivos
Después de una reparadora ducha y un cambio de ropa, nos ponemos en marcha a la caída de la noche. El plan es dar un paseo por el barrio isálmico, y después cenar en un restaurante típico. De camino, el guía nos sugiere pasar, sin bajarnos del autobús, de lo que llaman "La ciudad de los muertos y los vivos". Este nombre tan tétrico se refiere a un barrio del Cairo (un tanto chungo) que es un enorme cementerio habitado. Cuando digo habitado, me refiero a que la gente vive en las mismas tumbas, junto al los muertos. No me malinterpreteis, no es que se metan en la fosa. En la tradición local (no sé si es árabe, musulman, o solamente cairota) La tumba de la familia no es un simple agujero, tienen unos edificios asociados a la tumba donde se celebran los ritos. Son estos edificios los que han sido ocupados y se han convertido en un barrio más de El Cairo.
No estamos hablando de unos pocos cientos de personas. En este cementerio habitan unas 200.000 personas, que se dice pronto. Pasar de noche por aquí da mal rollo, y eso que estamos en la zona "buena". Realmente curioso de ver, eso sí, desde el autobús.
Tras una breve vuelta, nos ponemos en marcha hacia nuestro destino original: El barrio islámico.
Paseo por el barrio islámico y sus mezquitas
Este barrio es una de las zonas más auténticas de El Cairo. Entre sus calles se encuentra el famoso mercado de Jan el-Jalili. Nos bajamos del autobús junto a una gran puerta que se abre en la antigua muralla. Una vez lo cruzamos, el ambiente cambia completamente. Dejamos atrás el ruido del tráfico y entramos en unas calles peatonales plagadas de tiendecitas de lo más peculiar y mezquitas de todos los tamaños.
Conforme nos vamos adentrando, las construcciones se vuelven más antiguas, llegando a encontrar algunas casas realmente preciosas, y relativamente bien conservadas. Pero lo mas llamativo son las tiendas que vamos encontrando por el camino, algunas, de lo más peculiares.
Interrumpimos nuestro deambular por las calles para entrar en una mezquita situada a un lado de la calle principal. Desde fuera el recinto está completamente integrado con los edificios, por lo que no parece demasiado grande, aunque la enorme puerta nos llama la atención. Tras recorrer un estrecho y lúgubre pasillo, llegamos a un impresionante patio en el que encontramos una mezquita increíble, sorprendentemente grande y realmente preciosa.
El paseo sigue por el barrio, con mas rincones increíbles y mezquitas realmente preciosas y recomendables. Junto a una de las mezquitas vemos una calle desierta y oscura, de estas que parece que han sacado de una peli de miedo. El guía nos comenta que es la entrada del hospital que hay junto a una de las mezquitas, que lleva funcionando cientos de años. Que miedo.
Nuestro devenir de calles nos lleva hasta el mercado de Jan el-Jalili. Ya es de noche, y la actividad en el mercado, lejos de decaer, está por las nubes. Todos los callejones llenos de gente, todas las tiendas abiertas, y un bullicio tremendo. A quien le gusten los mercadillos, aquí va a disfrutar como un enano.
En uno de los múltiples y estrechos callejones, encontramos el famoso Café de los Espejos. Con más de 200 años de historia, este pequeño café es probablemente el bar más famoso de El Cairo. En sus mesas se sentaba a escribir el escritor egipcio Naguib Mahfouz que ganó hace unos años el Nobel.
Tras un par de vueltas mas, volvemos al autobús para ir al restaurante. Desde el autobús observamos algunas escenas de la noche Cairota realmente interesantes. Los puentes abundan en el interior de El Cairo para dejar abajo el caótico tráfico de las callejuelas y moverse un poco más deprisa a unos metros de altura. Esto permite tener una panorámica de algunos barrios que de otra forma sería imposible ver. Uno de estos barrios pasa por debajo nuestro de camino al restaurante. No recuerdo su nombre, pero el guía nos dice que en el mercado que estamos viendo se vende y se compra absolutamente de todo, y que si un turista entra ahí, seguramente no salga.
Después de una reparadora ducha y un cambio de ropa, nos ponemos en marcha a la caída de la noche. El plan es dar un paseo por el barrio isálmico, y después cenar en un restaurante típico. De camino, el guía nos sugiere pasar, sin bajarnos del autobús, de lo que llaman "La ciudad de los muertos y los vivos". Este nombre tan tétrico se refiere a un barrio del Cairo (un tanto chungo) que es un enorme cementerio habitado. Cuando digo habitado, me refiero a que la gente vive en las mismas tumbas, junto al los muertos. No me malinterpreteis, no es que se metan en la fosa. En la tradición local (no sé si es árabe, musulman, o solamente cairota) La tumba de la familia no es un simple agujero, tienen unos edificios asociados a la tumba donde se celebran los ritos. Son estos edificios los que han sido ocupados y se han convertido en un barrio más de El Cairo.
La zona buena del barrio |
No estamos hablando de unos pocos cientos de personas. En este cementerio habitan unas 200.000 personas, que se dice pronto. Pasar de noche por aquí da mal rollo, y eso que estamos en la zona "buena". Realmente curioso de ver, eso sí, desde el autobús.
Tras una breve vuelta, nos ponemos en marcha hacia nuestro destino original: El barrio islámico.
Paseo por el barrio islámico y sus mezquitas
Este barrio es una de las zonas más auténticas de El Cairo. Entre sus calles se encuentra el famoso mercado de Jan el-Jalili. Nos bajamos del autobús junto a una gran puerta que se abre en la antigua muralla. Una vez lo cruzamos, el ambiente cambia completamente. Dejamos atrás el ruido del tráfico y entramos en unas calles peatonales plagadas de tiendecitas de lo más peculiar y mezquitas de todos los tamaños.
El negocio estrella son las tiendas de pipas. Hay decenas de ellas |
Conforme nos vamos adentrando, las construcciones se vuelven más antiguas, llegando a encontrar algunas casas realmente preciosas, y relativamente bien conservadas. Pero lo mas llamativo son las tiendas que vamos encontrando por el camino, algunas, de lo más peculiares.
Una tienda de ¿radios antidiluvianas? |
Otra tienda de pipas |
Interrumpimos nuestro deambular por las calles para entrar en una mezquita situada a un lado de la calle principal. Desde fuera el recinto está completamente integrado con los edificios, por lo que no parece demasiado grande, aunque la enorme puerta nos llama la atención. Tras recorrer un estrecho y lúgubre pasillo, llegamos a un impresionante patio en el que encontramos una mezquita increíble, sorprendentemente grande y realmente preciosa.
El patio de una impresionante mezquita |
El techo de la mezquita |
El paseo sigue por el barrio, con mas rincones increíbles y mezquitas realmente preciosas y recomendables. Junto a una de las mezquitas vemos una calle desierta y oscura, de estas que parece que han sacado de una peli de miedo. El guía nos comenta que es la entrada del hospital que hay junto a una de las mezquitas, que lleva funcionando cientos de años. Que miedo.
Nuestro devenir de calles nos lleva hasta el mercado de Jan el-Jalili. Ya es de noche, y la actividad en el mercado, lejos de decaer, está por las nubes. Todos los callejones llenos de gente, todas las tiendas abiertas, y un bullicio tremendo. A quien le gusten los mercadillos, aquí va a disfrutar como un enano.
En uno de los múltiples y estrechos callejones, encontramos el famoso Café de los Espejos. Con más de 200 años de historia, este pequeño café es probablemente el bar más famoso de El Cairo. En sus mesas se sentaba a escribir el escritor egipcio Naguib Mahfouz que ganó hace unos años el Nobel.
Tras un par de vueltas mas, volvemos al autobús para ir al restaurante. Desde el autobús observamos algunas escenas de la noche Cairota realmente interesantes. Los puentes abundan en el interior de El Cairo para dejar abajo el caótico tráfico de las callejuelas y moverse un poco más deprisa a unos metros de altura. Esto permite tener una panorámica de algunos barrios que de otra forma sería imposible ver. Uno de estos barrios pasa por debajo nuestro de camino al restaurante. No recuerdo su nombre, pero el guía nos dice que en el mercado que estamos viendo se vende y se compra absolutamente de todo, y que si un turista entra ahí, seguramente no salga.
Cenando en el Felfela
Llegamos al restaurante en el que vamos a cenar esta noche: El Felfela. Parece que dentro de los sitios típicos a los que llevan a los turistas, este es uno de los mejores. Es realmente grande, y el ambiente es muy agradable. Cenamos realmente bien, aunque en excesiva cantidad de todo. Os dejo unas fotillos del sitio
Después de cenar volvemos al hotel, agotados por el largo día, y nos vamos directamente a la cama. Los jardines parecen preciosos, pero los visitaremos otro día, hoy estamos demasiado cansados. Mañana toca otro día intenso, y hay que dormir bien...
Buenas noches y hasta mañana,
Rhadamon
Llegamos al restaurante en el que vamos a cenar esta noche: El Felfela. Parece que dentro de los sitios típicos a los que llevan a los turistas, este es uno de los mejores. Es realmente grande, y el ambiente es muy agradable. Cenamos realmente bien, aunque en excesiva cantidad de todo. Os dejo unas fotillos del sitio
El Felfela |
Al rico falafel... |
Después de cenar volvemos al hotel, agotados por el largo día, y nos vamos directamente a la cama. Los jardines parecen preciosos, pero los visitaremos otro día, hoy estamos demasiado cansados. Mañana toca otro día intenso, y hay que dormir bien...
Buenas noches y hasta mañana,
Rhadamon
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